Nunca se ha de poner punto (seguido o final) tras un signo de admiración o interrogación, porque el propio punto del signo ya tiene el valor de cierre de la frase que se acaba de escribir.
- ¡Quién iba a decirnos que el examen sería así! ¡Quién lo iba a decir! Nunca lo imaginé.
Tampoco se ha de poner, por supuesto, tras puntos suspensivos, que han de ser solo y siempre tres.
- ¡Quién iba a decirnos que el examen sería así! Quién lo iba a decir… Nunca lo imaginé.